61 mostrara a través del traductor, en presencia de todos, si había sido persuadida por el engaño o forzada a cambiar de religión. Ella dijo: “No me influyó engaño ni fuerza, pero quería abandonar la religión islámica y convertirme al cristianismo”. Los clérigos islámicos se sorprendieron y unos cuantos se levantaron armando un gran escándalo y gritando maldiciones e improperios. La madre de Bibi Fátima, así como sus amigas y damas de honor, mostraron claramente su dolor con lágrimas y suspiros. Pero Bibi Fátima permaneció tranquila yfirme como una roca. El comandante militar llevó a varios notables de Ormuz y comandantes clave a visitar al ministro Delmachi, el hermano de Bibi Fátima, al castillo. También ordenó el bautismo de Bibi Fátima, las ventanas del castillo debían estar bellamente decoradas y se deberían colocar arcos triunfales en las calles por donde ella pasaría entre la gente. Además, ordenó a los cañones del castillo y la armada disparar salvas, tocar todos los instrumentos musicales y
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