13 E l r e g r e s o d e H u l a g u de acuerdo con nosotros en términos de opinión y enfoque. Segundo, son un peligro para la región ¡¿No se enteró de la lista de víctimas a manos de estas personas?! Y nosotros, ¡¿Por qué culpamos a los mongoles por su asedio a estos castillos?! ¿No eran focos de terrorismo en los países mongoles y amenazaban la seguridad de un país? ¿Los mongoles y los propios jefes mongoles sin excepción? Al-Dewidar: Estoy contigo, Ibn Al-Alkami, pero Hulagu no necesita ayuda. Es astuto. Quiere que estas fuerzas se vayan de Bagdad, y así le faciliten la ocupación de Bagdad. Al-Musta’sim: ¿Qué piensas, Dewidar? Al-Dewidar: Envíale algunos regalos en lugar de soldados. Al-Dewidar se va y al- Musta’sim se queda con su ministro. Al-Musta’sim (a Ibn Al-Alkami): Ven, mi ministro, y escribe una carta a Hulagu. Ibn Al-Alkami sostiene el papel y la pluma, y al- Musta’sim intenta dictarle, diciendo: Al-Musta’sim: Escribe... Escribe ... IbnAl-Alkami: Mi señor, déjeme escribir la carta.
RkJQdWJsaXNoZXIy OTg0NzAy