24 E l r e g r e s o d e H u l a g u Al-Musta’sim: Léelo, Dewidar. Al-Dewidar (leyendo el mensaje): De Hulagu a Al-Musta’sim. Te enviamos a nuestros mensajeros en el momento en que fuimos a tomar las fortalezas de los ateos y te pedimos que nos ayudaras enviándonos dotaciones de soldados, y aunque mostraste obediencia no enviaste a los soldados que te pedí como señal de sumisión y cumplimiento de órdenes. Participar con nosotros es enviarnos un ejército cuando marchamos hacia la guerra contra los tiranos, pero no enviaste soldados y ofreciste excusas vanas. Sin embargo, si cumples las órdenes, todo lo anterior se olvidará y deberás demoler los fuertes, llenar las trincheras alrededor de Bagdad, entregar la administración de los asuntos del país a tu hijo y luego apresurarte a comparecer ante nosotros. Si no lo haces y no quieres asistir tú mismo, debes enviar a tu ministro y al comandante de tu ejército para que comuniquen nuestro mensaje, para que pueda llegar a ti sin aditamento ni disminución. Al-Musta’sim (enojado): ¡Soy el califa abasí, y este estúpido me da órdenes! Escribe, ¡Oh, Ibn Al-Alkami! Hulagu, os advierto a ti y a tus soldados contra la ira de Dios que caerá sobre ti si estás expuesto a los Bani Al-Abbas. Todos los musulmanes desde el Este
RkJQdWJsaXNoZXIy OTg0NzAy