136 YO CONDENO El Rey, “Amado mío Juan de Latrás, cuyo se dice Sr. Latrás, ya sabéis lo que por tan largo discurso de años se ha procurado la conversión de los nuevos cristianos de este Reino, los edictos de gracia que se les concedieron y las demás diligencias que se hicieron para instruirlos a santa fe, y lo poco que de ello han aprovechado pues no se ha visto que ninguno de ellos se haya convertido, sino por el contrario, ha crecido de día en día su obstinación en grande menosprecio y ofensa de Dios y como se ha visto por la multitud de ellos que han sido castigados por el Santo Oficio de la Inquisición, además de lo cual han cometido muchos robos y muertes contra los cristianos viejos y no contentos con eso, han deseado y tratado de conspirar contra mi Corona Real y estos reinos y aun el peligro de irreparables daños que de disimular con ellos podrían suceder, se me representó hace años por muchos hombres muy doctos y sabios exhortándome al breve remedio al que en conciencia estaba obligado a aplacar a nuestro Señor, que tan ofendido de esta gente asegurándome que podré sin ningún escrúpulo castigarlos en sus vidas y sus haciendas porque la notoriedad y continuación de sus delitos y la gravedad y atrocidad de ellos los tenía convencidos de herejes apóstatas y productores de lesa maldad divina y humana y aunque siendo esto así, pudiera proceder contra ellos con el rigor que sus culpas merecían, todavía deseando reducir los por medios suaves y blandos y también escarmentarlos con lo que se ha hecho con los de su nación en otras partes de estos reinos, se ha ido contemporizando con los de su fe por ver si se podrá excusar el
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