I Condemn

137 YO CONDENO sacarlos, pero por demás de lo que se entendió contra ellos en el auto de fe que últimamente se celebró en la ciudad de Zaragoza se ha sabido antes y después, por muy ciertas y por diversas vías que los dichos Moriscos pasaban delante con su dañado intento, pues al mismo tiempo que se trataba de su sedición se han mostrado más inquietos solicitando como se ha presumido de muy vehementes indicios el socorro del Turco, yendo y viniendo persona enviadas por ellos a este efecto y con extrema diligencia hicieron con otros Príncipes de quienes se prometan ayuda, ofreciéndoles sus personas y sus haciendas y además de esto invita contra ellos la sospecha de todos los dichos delitos, pues no se encuentra ninguno de ellos que hayan venido a delatar en tantos años ninguna cosa de sus maquinaciones y conspiraciones, sino que siempre las han encubierto y negado. Ello es clara señal de que todos han sido de una misma opinión y voluntad en contra del servicio de Dios y el mío y del bien de estos reinos. Considerando pues todo lo susodicho y que la razón del buen y justo gobierno obliga en conciencia expulsar de los reinos y repúblicas las cosas que causan escándalo, daño a los buenos súbditos y peligro al Estado y sobre todo, ofensas de servicio a Dios nuestro Señor, y deseando cumplir con las obligaciones que así tengo en mí depositadas, de procurar la conservación y seguridad de los mis reinos y en particular la de los fieles y de los buenos y fieles súbditos del mismo, por ser más eminente su peligro y para que cese la herejía y apostasía de esa mala gente con la que Nuestro Señor esta tan ofendido, después de haberle encomendado a Él y hecho encomendar mucho este negocio, confiando en Su divino favor, por lo que importa a Su honra y gloria, me he resuelto comparecer a mi Consejo de estado Prelados y de muchos doctos hombres de otras personas muy sabias y prudentes, celosas del servicio a Dios y a nuestra persona, que sean expulsados de este Reino todos los Moriscos que hay en él, en la forma que ya entenderéis. Como quiera que cuando algún grave y detestable crimen se comete por algunos de algún colegio o universidad es razón de que tal colegio o universidad sean disueltos y aniquilados y los menores por los mayores y los unos por los otros sean castigados y aquellos que pervierten al bueno y al honesto vivir de las repúblicas y de sus ciudades y villas, sean expulsados de los pueblos, para que

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