35 hombres, incluidos trescientos jinetes árabes, cuatrocientos ballesteros persas y veinte mosqueteros turcos, junto con combatientes locales, a quienes el emir Muqrin ordenó que les enseñaran a usar el rifle. Además, construyó un muro de ladrillos alrededor de la ciudad, de cinco metros de altura, equipado con ranuras de observación y bases en las que se instalaron cañones, por lo que parecía que había un castillo fortificado. Cuando António Correia se enteró de los preparativos militares del emir Muqrin, comenzó a crear sus propios medios de una forma le ha parecido más adecuada para alcanzar la victoria. La batalla comenzó el día veintisiete de julio de 1521 d.C.
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