The Inquisition

247 fueron los dos juntos y que este confesante no pudo cobrar los dichos dineros en Órgiva y así se salió del dicho lugar de Órgiva y a la salida se tornó a encontrar con el dicho Francisco del Castillo el cual dijo a este confesante que tampoco había podido comprar el dicho buey y que lo que lo quería ir a comprar a la sierra en algún lugar de ella y rogó a este confesante que se fuese con él, que sabía la tierra y este confesante dijo que Hoja 11 sí iría. Y así los dos juntos se fueron a Soportujar, y en Soportujar se fueron a casa de Bartolomé Abemoguite, alguacil, y porque no lo hallaron se fueron los dos a casa de Álvaro Migueli que era conocido de este confesante en donde cenaron y durmieron este confesante y el dicho Francisco del Castillo en una cama y el dicho Álvaro Migueli invitó a ellos en un colchón en ello. Y estando durmiendo, el dicho Álvaro Migueli se levantó sin que este confesante ni el dicho su compañero lo sintiesen e se fue a moler un poco de trigo según les dijo antes de noche y que saliendo el dicho Álvaro Migueli de su casa para ir al dicho molino y llegaron los alguaciles de Órgiva que se llaman Xantarej y Camacho y los llevaron presos a Órgiva y que en la dicha casa no había otra persona más del dicho Álvaro Migueli y este confesante y el dicho Francisco del Castillo. Le fue dicho que declare cómo no habiendo en la dicha casa más de los tres y quedando durmiendo este confesante y el dicho Francisco del Castillo, se iba el dicho Álvaro Migueli y dejaba puerta abierta. Dijo que no sabe y que no tiene otra cosa que decir. (LATERAL: 2ª monición) Le fue dicho que se le amonesta por reverencia de Dios nuestro señor y de su bendita madre, que examine su conciencia y declare la verdad de todo lo que ha hecho y dicho y visto hacer, y decir a otras personas y lo declare para que su negocio se despache con brevedad en misericordia. Dijo que no tiene más que decir, y así fue vuelto a su prisión. Pasó ante mí, Rodrigo Patiño, notario (rúbrica).

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