The Inquisition

71 Santo Oficio, hablaba con el alguacil de Lanjarón que se decía a Lorenzo alguacil como en Meca estaba Mahoma enterrado y que sobre su sepultura estaba una losa en el aire puesta, y que subían y abajaban candiles del cielo sobre su sepultura, y hablando así en estas cosa, el dicho Francisco Tobar dijo al dicho Lorenzo alguacil “tú tienes una fuente cerca de tu casa, y un hombre entra en tu casa y habla a tu mujer requiriéndola de amores” y el dicho Lorenzo alguacil dijo a este confesante admirándose de lo que el dicho Francisco decía verdad y que también habló allí el dicho Francisco que el Hoja 85 gran turco tenía a guerra con el católico sobre la casa de La Meca porque a cada uno pretendía que era suya y que también dijo el dicho Francisco que había ido a la casa de La Meca siete veces en romería y que el dicho Lorenzo, alguacil, lo estaba escuchando y que no decía nada y que no pasó más. Y también, dijo que en el mismo tiempo, el alguacil y Víznar, estando en el dicho mesón de este confesante, que se llama el dicho alguacil Aben Seyt, dijo que una mujer le había dado hechizos y el dicho Francisco de Tobar que estaba presente dijo “yo te sanaré”, y que el dicho alguacil le dio cuatro reales pero que no sabe lo que le hizo y que no pasó allí otra cosa. (Nota lateral: Aben Hani) Y también, dijo que habrá cuatro o cinco años que un hombre que se dice Aben Hani que solía tener una tienda en la alcazaba de pan, y queso y aceite, este confesante tomó compañía con el dicho Aben Hani, e lo metió en el mesón para que le ayudase y cuando le metió en su casa a la sazón era el Ramadán de los moros que no se acuerda bien si era en invierno o verano, y este confesante envió a un mozo por un cuartillo de vino y después de traído el dicho vino, el dicho Aben Hani dijo a este confesante “no al temor de Dios, ¿No sabes que ahora el Ramadán de los moros? Un hombre viejo como tú bebes vino en el Ramadán”, y este confesante le respondió “Dios es perdonador y piadoso”, y que el dicho Aben Hani le dijo a este testigo “que yo y todos los de mi casa ayunamos”, y que aunque estuvo en su casa siete u ocho meses, nunca le vio hablar ni hacer otra cosa ninguna, el cual es un hombre recio, alto de cuerpo, moreno un poco. Y por ser tarde cesó la audiencia y fue vuelto a su prisión. Ante mí, Rodrigo Patiño (rúbrica).

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