29 Nematallah habló con Rais Noureddine con un tono susurrante, obligando al rey a preguntarle a Rais Noureddine sobre la conversación entre ellos. Rais Noureddine dijo: Su majestad, el hijo de su hermano, el príncipe Nematallah, busca casarse con la hija Halima. El rey respondió: “Con la bendición de Alá.“ Matías de Albuquerque se levantó y exclamó: “Esto no puede ser… No puede ser.“ Y salió enfadado. El rey, su ministro y todos los presentes estaban disgustados por este comportamiento. El rey decidió que el matrimonio se llevaría a cabo de inmediato, se trajo al imán de la Gran Mezquita y se firmó el matrimonio entre Nematallah y Rais Noureddine como representante de Halima. Por lo que Halima se vio obligada a casarse con Nematallah y tanto el ministro Rais Noureddine, como el rey y sus familiares la presionaron para que aceptara el matrimonio con Nematallah, cosa que hizo en contra de su voluntad. Nematallah nunca logró encontrar una manera de vivir con ella ni de tocarla íntima ni sexualmente. Un día, Halima le pidió a Nematallah que le permitiera visitar a su madre. Allí le reveló a su madre que no quería ver a su esposo en absoluto porque lo odiaba.
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