Bibi Fatima and the King’s Sons

57 Ellafingía estar enferma y necesitar alivio para recuperarse de una enfermedad que era completamente diferente de lo que su madre imaginaba. El comandante militar convocó al comandante de la flota, Álvaro de Avilar y le dijo que quería mantener a algunos criminales como prisioneros donde debía estar él mismo con cincuenta soldados, para que él pudiera venir a ayudar, si sucediese algo. Con el mismo argumento, ordenó esperar al mayordomo en otro lugar y también solicitó que se llamara al traductor Simão Ferreira, un hombre de gran autoridad y reconocido entre todas las naciones, para que esperase en otro lugar. Después de tener una reunión secreta, ordenó que se comenzara a vigilar la puerta del ministro a través de la cual Bibi Fátima debía pasar y abrirla cuando se tomaran medidas adicionales. Debatieron y acordaron que Simão Ferreira iría a ver al ministro Afonso Delmachi, hermano de Bibi Fátima, en nombre del comandante militar y le ordenaría que negociara con algunos comerciantes que llegaron desde Persia y otros que llegaron desde el Hajj. Esto significaba que las puertas del puerto debían permanecer abiertas. El comandante militar, Simão Ferreira, advirtió que en caso de escuchar cualquier ruido, el ministro debería

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