Bibi Fatima and the King’s Sons

58 ser informado en nombre del comandante militar y que no debería producirse disturbio alguno bajo pena de ser inculpado por rebelión. Estuvieron de acuerdo en este punto y por tanto las armas y los soldados del castillo fueron apostados allí. Más tarde enviaron una orden al comandante naval, informándole sobre las acciones que debería tomar al respecto ante cualquier evento que pudiera suceder. Al caer la noche, el comandante militar, que estaba levemente armado, se fue en secreto acompañado por el capellán y el joven que usarían como señuelo. Junto al joven como evidencia, entraron por la puerta de la casa del ministro que fue aislado y distraído para poder preservar el puerto. Todos subieron las escaleras hasta llegar a la entrada de una habitación, donde permanecieron a oscuras. El joven entregó un mensaje a Bibi Fátima, quien, tan pronto acudió sola buscando el lugar en donde esperaban en penumbras. Se sorprendió y le preguntó por el comandante militar, luego tocó su mano para ver si faltaba uno de sus dedos, ya que era un rasgo distintivo que confirmaría su verdadera identidad. Ella confirmó así sus sospechas y se dio cuenta de que la culminación de sus deseos se acercaba. Entonces ella dijo:

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